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Roma: La ciudad eterna, un viaje a través de la historia y la cultura

Desde la grandeza del Imperio Romano hasta la efervescencia de la vida moderna, Roma se erige como un testimonio vivo de la historia y el arte. Su legado se despliega en cada calle adoquinada, en sus majestuosas plazas y en los vestigios que el tiempo ha preservado con asombrosa fidelidad. Aquí, los siglos han tejido una trama única en la que templos paganos conviven con iglesias barrocas, foros imperiales se asoman entre cafés bulliciosos y antiguas calzadas siguen marcando el pulso de la ciudad.

Caminar por Roma es recorrer un museo al aire libre donde cada esquina invita a descubrir un nuevo matiz de su esencia. La capital italiana no solo deslumbra con sus monumentos y su patrimonio arqueológico, sino que también cautiva con su ritmo vibrante, su gastronomía inigualable y la calidez de su gente. En esta ciudad, el pasado y el presente se entrelazan sin esfuerzo, ofreciendo una experiencia única que trasciende el tiempo y deja en quienes la visitan una huella para siempre.

Plaza San Pedro en el Vaticano y vista aérea de Roma

Un museo al aire libre: Historia viva en cada paso

Roma es una ciudad donde el pasado sigue formando parte del presente. Sus calles y plazas han sido testigos de siglos de historia, y su legado sigue intacto en cada rincón. Los monumentos se alzan con la misma imponencia de antaño, las ruinas conviven con la vida cotidiana y la esencia de la antigua civilización que la forjó sigue latente en cada detalle. En cada paseo, la grandeza de Roma se manifiesta sin artificios, en una armonía perfecta entre lo que fue y lo que sigue siendo.

En cada paseo por la Ciudad Eterna, la historia cobra vida con una intensidad única. Desde los imponentes vestigios del Imperio Romano hasta los restos ocultos bajo sus cimientos, Roma es un museo al aire libre que revela su legado con cada excavación. No es solo una ciudad que conserva su pasado, sino una que lo sigue desenterrando, añadiendo nuevas piezas al rompecabezas de su historia.

El foro romano: El corazón político y social de la antigua Roma

En el corazón de la ciudad, el Foro Romano se alza como un testimonio de la grandeza del Imperio. Este conjunto de templos, basílicas y columnas en ruinas fue el epicentro de la vida política, comercial y religiosa de la Antigua Roma. Aquí, los ciudadanos se congregaban para debatir asuntos de Estado, realizar transacciones comerciales y participar en celebraciones. Pasear entre sus restos es imaginar el bullicio de otra época, cuando oradores pronunciaban discursos desde la tribuna y las procesiones recorrían sus calles con pompa y solemnidad.

Los arcos de triunfo, como el de Tito y Septimio Severo, siguen desafiando el paso del tiempo, mientras que el Templo de Saturno y la Casa de las Vestales evocan la sofisticada estructura social de Roma. Aunque hoy el foro es un conjunto de ruinas, su esencia sigue viva, permitiendo a quienes lo visitan asomarse al esplendor de una civilización que definió el curso de la historia.

Antiguas ruinas romanas del Coliseo (Coliseo), paisaje de la antigua ciudad de Roma, Italia

El Coliseo: El escenario de los grandes espectáculos

A pocos pasos del Foro Romano, el Coliseo sigue dominando el paisaje con su silueta inconfundible. Considerado una de las mayores hazañas de la ingeniería romana, este anfiteatro de proporciones colosales albergó batallas de gladiadores, cacerías de fieras exóticas y representaciones que mantenían al pueblo entretenido. Con capacidad para más de 50.000 espectadores, su estructura fue diseñada para asombrar y emocionar, convirtiéndose en el mayor escenario de la Antigua Roma.

Hoy en día, recorrer sus galerías y mirar hacia la arena permite imaginar la expectación del público y el rugido de la multitud mientras los gladiadores se enfrentaban en duelos mortales. Aunque el tiempo ha dejado su huella en sus muros, el Coliseo sigue siendo un símbolo de la resistencia y el esplendor del Imperio Romano, una obra que sigue fascinando a quienes la visitan.

El Panteón: La perfección de la arquitectura clásica

Si hay un monumento que ha desafiado el paso de los siglos con una elegancia inalterable, ese es el Panteón. Construido originalmente como un templo para todos los dioses romanos, su cúpula sigue siendo una de las mayores proezas arquitectónicas de la antigüedad. La luz que penetra a través del óculo central baña el interior con una atmósfera mística, mientras sus columnas y su diseño impecable muestran la maestría de los ingenieros romanos.

A lo largo de los siglos, el Panteón ha sido testigo de la transformación de Roma. De templo pagano pasó a ser iglesia cristiana y, en la actualidad, es el lugar de descanso de figuras históricas como Rafael. Su conservación casi intacta lo convierte en uno de los ejemplos más impresionantes del genio arquitectónico romano y en una de las visitas imprescindibles de la ciudad.

Vista aérea de los Baños de Caracalla, en Roma, Italia

Las termas de Caracalla: Lujo y ocio en la antigua Roma

Más allá de la política y la religión, la vida en la Antigua Roma también giraba en torno al placer y el bienestar, y las Termas de Caracalla son un testimonio de ello. Este complejo termal, uno de los mayores jamás construidos, ofrecía a los ciudadanos un espacio donde relajarse, socializar y disfrutar de la cultura.

Los baños termales, decorados con mosaicos y esculturas, eran solo una parte de la experiencia. Las termas contaban también con bibliotecas, jardines y espacios deportivos, convirtiéndose en verdaderos centros de encuentro. Aunque hoy en día sus muros han perdido el esplendor de antaño, pasear entre sus ruinas sigue evocando la grandeza de una sociedad que convirtió el ocio en un arte.

Las profundidades de Roma: Tesoros ocultos bajo la ciudad

Bajo la superficie de Roma se esconde un mundo fascinante que pocos conocen. Las catacumbas, utilizadas como lugares de sepultura en los primeros siglos del cristianismo, forman un entramado de túneles y galerías donde la historia de la ciudad se despliega en una dimensión subterránea.

Pero no solo las catacumbas ocultan secretos. Excavaciones continuas revelan restos de antiguas domus romanas, templos y calles que han quedado sepultadas bajo las construcciones modernas. Cada obra en Roma tiene el potencial de desenterrar una nueva parte de su pasado, recordando que la Ciudad Eterna sigue revelando su historia con cada descubrimiento arqueológico.

Basílica de San Pedro en el Vaticano y puente de San Ángel sobre el río Tíber, Roma, Italia

El Vaticano: Arte, fe y poder en el corazón de Roma

Dentro de Roma, pero con identidad propia, el Vaticano se alza como el centro espiritual del catolicismo y uno de los enclaves más fascinantes del mundo. Más que un Estado soberano, es un universo de arte, historia y religión que trasciende fronteras. Desde la inmensidad de la Plaza de San Pedro hasta la grandeza de la Basílica, todo en el Vaticano está diseñado para impresionar. Sus muros han sido testigos de siglos de poder e intrigas, mientras que en su interior se atesoran algunas de las obras más sublimes de la humanidad.

La Basílica de San Pedro, con su imponente cúpula diseñada por Miguel Ángel, domina el horizonte de Roma y recibe a peregrinos y viajeros de todos los rincones del mundo. En su interior, cada detalle es un tributo a la grandiosidad: desde la majestuosidad de la nave central hasta la delicadeza de La Piedad, una escultura que captura la serenidad en el mármol. Bajo el altar mayor, la tumba de San Pedro convierte a este lugar en el epicentro de la cristiandad, un punto de devoción que ha atraído a generaciones durante siglos.

Pero si hay un lugar que representa el esplendor del Vaticano, es sin duda la Capilla Sixtina. Cruzar sus puertas es adentrarse en un santuario del arte, donde el genio de Miguel Ángel se despliega en cada pincelada. Su bóveda, cubierta por escenas del Génesis, y el impactante Juicio Final, en la pared del altar, siguen asombrando a quienes las contemplan. En este espacio, donde se elige a los Papas, la historia sigue escribiéndose en cada cónclave, manteniendo viva la conexión entre el pasado y el presente de la Iglesia.

El Palatino: El monte de los palacios y el origen de Roma

Sobre una de las siete colinas de Roma, el Palatino se alza como la cuna de la ciudad. Según la leyenda, fue aquí donde Rómulo fundó Roma en el año 753 a.C., marcando el inicio de una civilización que cambiaría la historia del mundo. Con el tiempo, este monte se convirtió en la residencia de los emperadores, un lugar donde el lujo y el poder se manifestaban en forma de fastuosos palacios y jardines. Aún hoy, entre las ruinas del Palacio de Domiciano y la Casa de Augusto, se puede sentir la grandeza de quienes gobernaron un imperio.

Desde sus terrazas, la vista se abre hacia el Foro Romano y el Circo Máximo, permitiendo comprender la magnitud de la Roma antigua. En cada rincón, los restos de columnas, frescos y mosaicos cuentan la evolución de la ciudad, desde su origen mítico hasta su esplendor imperial. Pasear por el Palatino es adentrarse en la historia de Roma, en un escenario que fue testigo del ascenso y caída de emperadores.

Vista aérea de la basílica papal de San Juan de Letrán, también conocida como la Catedral de Roma

San Juan de Letrán: La catedral de Roma y la madre de todas las iglesias

Aunque el Vaticano es el centro del catolicismo, la verdadera catedral de Roma es la Basílica de San Juan de Letrán, un templo que ostenta el título de “madre y cabeza de todas las iglesias del mundo”. Su historia se remonta al siglo IV, cuando Constantino la erigió como la primera iglesia cristiana de la ciudad. Desde entonces, ha sido el lugar de coronación de Papas y un símbolo del poder eclesiástico.

Su imponente fachada, coronada por estatuas colosales de Cristo y los apóstoles, da paso a un interior de mármoles y frescos que reflejan la magnificencia del barroco. Pero lo más venerado en este recinto es la Escalera Santa, que, según la tradición, fue traída desde Jerusalén y recorrida por Jesús el día de su juicio. Subir sus peldaños de rodillas es un acto de devoción que sigue atrayendo a fieles de todo el mundo.

Castillo de Sant’Angelo: De mausoleo imperial a fortaleza papal

A orillas del Tíber, el Castillo de Sant’Angelo se alza con una silueta inconfundible. Su historia es tan imponente como su estructura: nació como mausoleo del emperador Adriano en el siglo II, pero con el tiempo fue transformándose en fortaleza, prisión y refugio papal. Sus muros han sido testigos de asedios, conspiraciones y episodios clave en la historia de Roma.

Hoy, recorrer sus pasillos y murallas es viajar a través de los siglos. Desde lo alto, la panorámica sobre la ciudad es espectacular, con la cúpula de San Pedro dominando el horizonte. En su interior, las estancias papales conservan frescos y decoraciones que contrastan con la austeridad de sus mazmorras, donde personajes ilustres como el alquimista Cagliostro o el escultor Benvenuto Cellini estuvieron prisioneros.

Vista aérea del Circo Máximo, un antiguo estadio romano de carreras de carros y un centro de entretenimiento masivo en Roma, Italia.

Circo Máximo: El gran hipódromo de Roma

Antes de que el Coliseo acaparara la atención de la ciudad, el Circo Máximo era el centro del entretenimiento en la antigua Roma. Con una capacidad para más de 250.000 espectadores, este enorme hipódromo fue el escenario de las célebres carreras de cuadrigas, que desataban pasiones y rivalidades entre los seguidores de los distintos equipos.

Hoy, aunque su estructura original ha desaparecido casi por completo, el Circo Máximo sigue siendo un lugar de referencia. Su vasta explanada permite imaginar la grandiosidad de los eventos que allí se celebraban, mientras que las excavaciones siguen revelando restos de gradas y obeliscos que una vez decoraron el recinto. Además, su cercanía al Palatino y al Aventino lo convierte en un punto clave dentro del recorrido por la Roma clásica.

Piazza Venezia y el monumento a Víctor Manuel II: El corazón de la Roma moderna

En el centro de Roma, donde las antiguas calzadas imperiales se cruzan con el bullicio de la ciudad actual, se encuentra la imponente Piazza Venezia. Presidida por el colosal Monumento a Víctor Manuel II, este espacio es un homenaje al primer rey de la Italia unificada y un símbolo del orgullo nacional. Sus mármoles blancos resplandecen bajo el sol, atrayendo la mirada de todos los que transitan por la zona.

Más allá de su majestuosidad arquitectónica, este lugar tiene un fuerte peso histórico. Desde el balcón del Palazzo Venezia, Benito Mussolini pronunciaba sus discursos al pueblo italiano, marcando algunos de los momentos más decisivos del siglo XX. Hoy, la plaza sigue siendo un punto neurálgico desde el que se accede a algunos de los lugares más emblemáticos de la ciudad, como el Foro Romano y la Vía del Corso.

Acogedora calle antigua en Trastevere, Roma, Italia

Barrios con alma: El pulso de la ciudad

La verdadera esencia de Roma no se encuentra solo en sus monumentos o en sus museos, sino en la vida que transcurre en sus calles, en la energía que fluye por sus barrios y en la identidad única que cada rincón de la ciudad conserva a lo largo del tiempo. Roma es un mosaico de contrastes donde lo antiguo y lo moderno conviven en armonía, donde cada barrio tiene su propia personalidad, y donde perderse en sus callejuelas significa descubrir una parte diferente de su alma.

Las tabernas que resguardan recetas tradicionales, los mercados donde el bullicio refleja el carácter vibrante de la ciudad y las plazas que han sido punto de encuentro durante generaciones hacen de cada barrio un reflejo de la vida romana. Trastevere, con su aire bohemio, el Ghetto judío, cargado de memoria, o el centro histórico, donde cada esquina evoca siglos de historia, son mucho más que simples calles: son escenarios donde la vida de Roma sigue latiendo con fuerza.

Trastevere: La Roma bohemia

A orillas del Tíber, Trastevere conserva el espíritu de la Roma más auténtica. Sus calles empedradas, adornadas con parras y farolillos, están llenas de trattorias familiares, pequeñas tabernas y plazas donde la vida transcurre con calma. Entre fachadas antiguas y callejuelas llenas de encanto, se encuentran joyas como la iglesia de Santa Maria en Trastevere o talleres artesanales que han mantenido vivas sus tradiciones durante generaciones.

Cuando cae la noche, Trastevere se transforma en uno de los puntos de encuentro más animados de la ciudad. Sus plazas se llenan de estudiantes, artistas y viajeros que disfrutan del ambiente distendido entre copas de vino y música en directo. Es un barrio que nunca pierde su esencia y que ofrece una forma cercana y vibrante de vivir Roma.

Roma, gueto judío e Isola Tiberina

El barrio judío: Historia y sabor

El Ghetto judío de Roma es uno de los barrios con más carácter y memoria de la ciudad. Fundado en el siglo XVI, fue el hogar de la comunidad judía romana durante siglos, en una época en la que las restricciones les obligaban a vivir en un área cerrada. Hoy, sin embargo, sus calles son un testimonio de resistencia y cultura, donde se respira una identidad única que se refleja tanto en su historia como en su gastronomía.

Aquí, las sinagogas y los vestigios del pasado conviven con restaurantes donde se preparan recetas transmitidas de generación en generación. Las alcachofas a la judía, fritas hasta alcanzar una textura crujiente, son un emblema culinario de este barrio, al igual que la pastelería kosher que impregna el aire con el aroma de la tradición. Un paseo por esta zona es un recorrido por una Roma menos turística, pero profundamente auténtica.

Monti: El encanto de lo alternativo

A solo unos pasos del Coliseo, Monti es un barrio que combina el pasado con una modernidad alternativa. En sus calles se encuentran antiguas iglesias, pequeños mercados de antigüedades y cafés de autor que han convertido esta zona en el punto de encuentro de artistas, diseñadores y amantes de lo bohemio.

Durante el día, es un lugar perfecto para perderse entre boutiques de moda independiente y galerías de arte escondidas en patios de edificios históricos. Al caer la tarde, Monti se transforma en un barrio vibrante, donde las terrazas se llenan de gente disfrutando de aperitivos y charlas sin prisa. Su ambiente relajado, lejos del bullicio turístico, lo convierte en uno de los secretos mejor guardados de Roma.

Plaza Navona en Roma, Italia

Piazza Navona: Arte y vida en el corazón de Roma

Con su forma alargada, heredada del antiguo estadio de Domiciano, la Piazza Navona es una de las plazas más emblemáticas de Roma. Dominada por la Fuente de los Cuatro Ríos, una de las obras maestras de Bernini, este lugar es un museo al aire libre donde la historia y el arte se mezclan con la vida cotidiana.

A cualquier hora del día, la plaza es un espectáculo en sí misma. Artistas callejeros, músicos y pintores convierten este espacio en un escenario de creatividad y color. Rodeada de palacios barrocos y cafeterías históricas, la Piazza Navona es el sitio ideal para sentarse, observar la vida romana y disfrutar de un espresso mientras el tiempo parece detenerse.

La Fontana de Trevi: Un ícono de Roma

La Fontana de Trevi no solo es uno de los monumentos más representativos de Roma, sino también el centro de una tradición muy querida por los viajeros: lanzar una moneda al agua. Se cree que este gesto asegura el regreso a Roma, una costumbre que ha perdurado a lo largo de los años y que convierte este lugar en una parada obligatoria para cualquiera.

Esta fuente, además, se hizo famosa gracias a la película La dolce vita (1960), de Federico Fellini. En una de sus escenas más emblemáticas, Anita Ekberg se adentra en las aguas de la Fontana, simbolizando la seducción y la esencia vibrante de Roma. Este vínculo con el cine convierte a la Fontana de Trevi en un lugar lleno de recuerdos de una época dorada y de emociones que siguen cautivando a quienes la visitan.

Plaza de España en Roma, Italia

Piazza di Spagna: Escalinatas, moda y elegancia

La Piazza di Spagna es uno de los lugares más icónicos de Roma, famosa por su escalinata de 135 peldaños que conduce hasta la iglesia de Trinità dei Monti. Durante siglos, ha sido un punto de encuentro para viajeros, escritores y artistas, inspirados por su atmósfera romántica y sus vistas privilegiadas.

A sus pies, la Fontana della Barcaccia, diseñada por Pietro Bernini, añade un toque de serenidad con el sonido del agua fluyendo suavemente. Más allá de su belleza arquitectónica, la Piazza di Spagna es también el epicentro de la moda en Roma, rodeada por las boutiques más exclusivas de Via dei Condotti, donde grandes firmas como Gucci, Prada y Bulgari han hecho de esta zona su hogar.

Cultura, estilo de vida y elegancia en Roma

Roma no es solo un destino para ser admirado, es una ciudad que se experimenta en cada rincón. Desde sus mercados vibrantes hasta los pequeños teatros y sus grandes museos, la ciudad invita a ser vivida. Las calles de Roma se llenan de vida y energía, con los romanos disfrutando de sus terrazas al aire libre, donde las conversaciones fluyen y el ambiente se impregna de una calidez única. En cada plaza, como la famosa Piazza Navona, los encuentros espontáneos se convierten en un reflejo del dinamismo y la hospitalidad romana.

El arte de vivir en Roma también se refleja en sus calles comerciales, donde la elegancia y la moda se fusionan de manera natural. Via Condotti, con sus tiendas de lujo, es el alma del estilo romano, mientras que las boutiques de Trastevere ofrecen opciones más alternativas, pero igualmente sofisticadas. En cada esquina, la ciudad ofrece una fusión de historia y modernidad, desde las galerías de arte como la Borghese, que albergan obras de Caravaggio y Bernini, hasta los Museos Capitolinos, que guardan la esencia del arte clásico.

Roma es una ciudad que vive sin prisas, donde las trattorias invitan a largas sobremesas y donde cada momento parece estar impregnado de una elegancia natural. La ciudad ofrece más que arte y arquitectura: es un lugar donde la tradición y la moda se entrelazan, donde el pasado se funde con el presente en un ambiente de sofisticación cotidiana.

Aperitivo Italiano en una terraza de Roma, Italia

Sabores de Roma: Una experiencia para el paladar

La cocina romana es una auténtica oda a la tradición, una experiencia que no solo alimenta el cuerpo, sino que también transporta a quienes la disfrutan a través del tiempo. Platos como la pasta alla carbonara, el cacio e pepe o la amatriciana no solo son emblemáticos de la región, sino que son testimonios de siglos de historia. Estos sabores, sencillos pero llenos de carácter, hablan de un pasado de contrastes y de una gastronomía que ha sabido adaptarse sin perder su esencia. En las calles de Roma, los supplì y las pizzas al taglio son opciones ideales para quienes buscan un bocado rápido pero sabroso, perfectos para disfrutar mientras se pasea por la ciudad.

Pero Roma no solo ofrece sabores tradicionales, también presenta un fascinante crisol de influencias. En el histórico barrio del Ghetto, la cocina judío-romana despliega platos únicos como las alcachofas fritas o el bacalao rebozado, que combinan técnicas y sabores autóctonos con influencias foráneas. Para cerrar la experiencia gastronómica, Roma ofrece un dulce final con su célebre tiramisú artesano, el postre que ha conquistado el mundo, o un gelato en alguna de las heladerías históricas de la ciudad. Cada bocado es un tributo a la autenticidad de una cocina que ha sabido mantener su sabor a pesar del paso del tiempo.

El aperitivo Romano: Un rito de encuentro y sabores

En Roma, el aperitivo no es solo una bebida, es un auténtico ritual social que marca el inicio de la tarde y la transición al momento de la cena. Este momento, lleno de vida y colores, tiene lugar en las terrazas de los bares y cafeterías, donde tanto locales como turistas se reúnen para relajarse y disfrutar del ambiente único de la ciudad. El Aperol Spritz, con su característico color naranja vibrante y su sabor refrescante, es sin duda la bebida emblemática de este aperitivo. Servido con hielo y una rodaja de naranja, es el acompañante perfecto para disfrutar de la brisa romana al caer la tarde.

Pero no solo el Aperol Spritz reina en este ritual: el Negroni, el Campari o un clásico Spritz al limón también tienen su lugar en las mesas romanas, ofreciendo una variedad de opciones para todos los gustos. Acompañando estas bebidas, no pueden faltar los pequeños bocados que definen el aperitivo italiano. Platos como las olive ascolane (aceitunas rellenas y fritas), los cicchetti (pequeñas tapas italianas) y los taralli (panecillos salados) son perfectos para picar mientras se disfruta de una bebida. El aperitivo romano se convierte en un momento de relajación, conversación y disfrute, donde se celebra la buena compañía y la rica tradición gastronómica de la ciudad.

Villa d'Este, Tívoli, Italia

Excursiones cercanas: Descubriendo los alrededores de Roma

A tan solo unos kilómetros de la Ciudad Eterna, se encuentran destinos que amplían aún más la riqueza de la experiencia romana, llevándote a descubrir vestigios de su historia y paisajes cautivadores. Ostia Antica, una antigua ciudad portuaria, es una de las excursiones más fascinantes. Sus ruinas, perfectamente conservadas, permiten un recorrido inmersivo por lo que fue un centro comercial y marítimo vital para el Imperio Romano. Podrás caminar por sus calles empedradas, casas y templos, e incluso admirar los restos de su teatro, transportándose a una época vibrante y llena de actividad.

A solo una hora de Roma, Villa Adriana en Tívoli ofrece una visión impresionante de la vida imperial. Esta enorme villa fue la residencia del emperador Adriano y es uno de los ejemplos más grandiosos de la arquitectura romana. Sus ruinas, que incluyen termas, palacios y jardines, dan testimonio de la magnificencia de su época. A pocos pasos de allí, se encuentra Villa d’Este, famosa por sus fuentes renacentistas y su jardín exuberante. Este lugar, Patrimonio de la Humanidad, es un paraíso para los amantes de los jardines, con más de 500 fuentes que crean una atmósfera única y relajante.

Para aquellos que buscan un respiro de la ciudad, los Castelli Romani ofrecen una escapada ideal. Esta región, ubicada al sureste de Roma, está formada por una serie de encantadores pueblos situados en las colinas que rodean la capital. Los viñedos y las bodegas locales te harán disfrutar de un recorrido gastronómico donde se puede degustar el famoso vino Frascati, acompañado de platos tradicionales como los porchetta (cerdo asado) y otros manjares locales. Un paseo por estos pueblos, como Frascati, Ariccia o Nemi, permiten adentrarse en un ambiente pintoresco y tranquilo, lejos del bullicio de la ciudad.

Catedral de San Pedro sobre el Puente Elíaco, Roma, Italia

Roma: Un destino que siempre sorprende

Viajar a Roma es adentrarse en una ciudad llena de historia, cultura y un ritmo vibrante que nunca pasa desapercibido. Cada paso por sus calles desvela algo nuevo: una iglesia decorada con frescos ocultos, una fuente inesperada o una terraza con vistas excepcionales. La ciudad, con su imponente legado, se muestra en constante evolución, ofreciendo experiencias únicas a quienes la visitan, sin importar cuántas veces se haya estado allí.

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